Contaré la historia de una mujer que vive en el olvido. Es joven y muy fea, está enferma y lo que piensa y siente, aún siendo tan poco, se queda atrapado en una maraña de gestos grotescos. Es pobre miserable y sus uñas de los pies están llenas de tierra; pero tiene una silla, pañales y su madre aún lo da de comer en la boca. Las gallinas en el solar de sus padres son gordas y su plumaje esponjoso adentro, hermético y brillante por fuera.
Gallinita: deja que te atrape mi hijo en su viaje inocente por el campo. Escamas tersas de ave, sirena de la tierra en los patios barridos, fulgor de escarabajo naranja que hoy y mañana escapará a la olla y al hambre de cinco chiquillos mugrientos gracias al tesoro de sus óvulos nutritivos.
jueves, 12 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Encontrado. Siempre me gustó lo de los óvulos nutritivos.
ResponderEliminar