
Hay mucha gente que vive en la calle. Mucha. Muchos lo hacen así por elección, es un estilo de vida. Otros seguramente son una cara más de las grandes invasiones de migrantes que desde todas partes del mundo se están moviendo hacia el centro para iniciar un nuevo orden de cosas. Otros lo hacen porque se perdieron en algún viaje, otros nada más porque no hay lana o se volvieron locos. De todas formas, la mayoría de ellos lo hace porque están demasiado cuerdos como para vivir en una casita y ser felices.
En Nueva York los desposeídos se organizan, se conocen, no tienen página de internet, hacen colectas, organizan eventos... Para seguir viviendo con dignindad en la calle.
Hay muchas organizaciones también, creadas con el único propósito de sacarlos de las calles. Los motivos de las personas que las conforman son muy diversos: algunos reciben un salario por hacerlo, otros lo hacen voluntariamente, en sus escasos o frecuentes ratos libres, poniendo la vista en un mejor futuro, en el cual saldremos a la calle como todos los días y no veremos a un solo homeless en la calle, acostado en una banca o en el portal de una iglesia, o empujando un carrito de marvillosa basura maloliente, o escupiendo sus abluciones de enjuague bucal entre los rieles del metro... pero siempre, siempre, siempre, dándonos la espalda.
La Maravillosa foto es de Salvador Olguín.